Árbol de hoja caduca, de crecimiento rápido, que puede alcanzar hasta 30 m de altura. Sus hojas son opuestas y compuestas. Se caracteriza porque las hojas aparecen después que las flores, permaneciendo estas últimas durante un largo tiempo en el árbol.  Florece dos veces por año, en primavera y otoño, produciendo inflorescencias racimosas de flores de color azul violáceo y forma tubular en algunas especies. En invierno el jacarandá pierde todas sus hojas. Entonces se reconoce por sus frutos que son cápsulas aplanadas, redondeadas, algo más largas que anchas y de aspecto leñoso. Es muy utilizado en parque,s jardines y plazas. Es  sensible a temperaturas inferiores a – 1 ºC duerante lapsos prolongados. Los ejemplares jóvenes son poco resistentes a las heladas. Es conveniente implantarlo a pleno sol, dado que esto favorece la producción de flores, pero se adapta a media sombra. Prefiere suelo húmedo, ya que la sequía limita su crecimiento. No tolera la salinidad en el suelo.